viernes, 5 de febrero de 2021

Bailar Pegados

sábado, 23 de febrero de 2019

viernes, 19 de diciembre de 2014

Trailer Youtube

Up where we belong

jueves, 2 de febrero de 2012

Mis Obras de Arte

jueves, 4 de marzo de 2010

Cuento de Amor

Dulce Atracción

Estaba sola pensando en no sé qué.De pronto una imagen vino a mi me mente. Era El. Si ese tipo que me había cruzado 2 o 3 veces en la facultad. Qué bien estaba!!!Pero eso no era lo que más me llamaba la atención. Era la forma en que me miraba: Intensa , profunda, interesada….
Seguí haciendo lo que estaba haciendo…qué era? Ahhh!!
Sí estaba podando unas plantitas y me olvidé de él.
Al día siguiente ya me había olvidado completamente.



Salí con Javier como de costumbre, me esperaba a las 8 a la salida de la oficina. Javier es un dulce, siempre diciéndome cosas lindas, haciéndome sentir bien, halagada y con el ego por las nubes!!!  Pero….Y si siempre hay un pero… es tan aburrido!!!! Tan predecible, además no tiene un tema interesante para hablar, que se yo dice obviedades o habla del tiempo, de la humedad, de la última noticia de política que no me interesa ni por las tapas.
O bien se queda callado, ni una palabra, ni un comentario.
Ya hacía como 6 meses que salíamos, no había emoción, ni encanto. Habíamos entrado en una rutina de la que se me había hecho difícil de salir.




Una semana después me encuentro en los pasillos de la facultad otra vez con él. No sabía ni como se llamaba. No sabía si era estudiante o un ayudante de cátedra, pero seguro era mucho más grande que yo.
Quizás estaba cursando las últimas materias de la carrera, yo recién estaba cursando el primer semestre.
Cuando lo ví mi corazón comenzó a latir fuertemente.
Me esforcé por hacerme la distraída, como si no notara el peso de su mirada.
Me dijo- Hola, lo miré y no le contesté seguí caminando como si nada, pero las piernas me temblaban.
Se me puso a la par y caminando junto a mí me preguntó como te llamás ?
No contesté y apuré un poco el paso, él me siguió y dijo espero que algún día me contestes…
Miré hacia abajo y no dije nada. Sólo quería que se fuera no quería que se diera cuenta del efecto que producía en mí. Me siguió unos cuantos pasos más, se paró y se dio media vuelta y se fue.
Pasaron meses hasta que lo volviera a encontrar.




Un día estaba charlando con una compañera y lo ví otra vez. Mi compañera me dijo sabés quien es ese tipo… es el profesor de filosofía de segundo año. Viste que bien que está, lástima que esté casado!!!
Se me cayó el alma a los pies!!!!Yo disimulé y dije quien???? Ahh!!No lo ví bien….
Pasó un año, ya me había separado de Javier, como yo no sabía su nombre vengo a caer justo en su cátedra. Me quería morir!!!
Como iba hacer ahora para disimular mi interés???,
Además lo iba a tener que tener frente a mí durante una hora tres veces por semana!!!



 
El primer día se presenta y dice llamarse Darío Kunst. A esa altura yo ya sabía su nombre obviamente porque me había anotado con él. A continuación nos hace decir a cada uno de los alumnos como nos llamábamos.
Todas estaban locas por él (como yo) pero yo me hacía la desinteresada….Esperaba ser buena actriz y que no se me notara.
En la clase era todo un profesional, correcto, atento con  todo el mundo.
Como profesor era muy didáctico y sus clases eran realmente un placer. Hablaba con naturalidad y claridad sobre Heráclito o Sócrates como si los hubiera conocido o hubieran sido sus amigos.
Demás está decir que yo lo miraba y me derretía. Pero él no hacía conmigo, ni con nadie en especial, ninguna diferencia.
Pero su mirada era especial, cuando detenía su mirada en mí parecía que duraba una eternidad así fuera un segundo más. Sus ojos me completaban, no sé como explicarlo pero era algo eléctrico, magnético. Creo que era algo así como si todo desapareciera y sólo él y yo quedáramos en otra dimensión. Luego seguía hablando con naturalidad y ambos volvíamos al aquí y ahora.
En esos momentos en los cuales quedábamos suspendidos en el tiempo y en el espacio mi respiración se agitaba y un placer afrodisíaco se apoderaba de todo mi ser.
Eso me alcanzaba para soñar despierta hasta la próxima clase.
Yo  quería que esa materia no terminara nunca!!!!





Un día voy al bar y cuando iba caminado hacia una de las mesas alguien pasa al lado mío y roza su cuerpo con el mío.
Yo levanto la mirada y mis ojos quedan prendidos a los de él. Era Darío, mi profesor. No dice nada por unos eternos segundos, se sonríe y dulcemente me dice –Hola Cynthia.
Mi nombre en su boca me sonó como un elixir para mis oídos .
Un poco titubeante respondí -Hola Doctor, Buenas noches.
-Como estás? Me respondió.
-Bien, buscando una mesa para tomar algo, respondí tratando de sonar lo más natural posible.
-Me permitís que te invite a tomar un café a un barcito que queda aquí muy cerca? Me contestó.
Mil pensamientos se agolparon en mi cabeza, pensé está casado!!Pero que me importa, que se preocupe la mujer!!!, pero a la vez me sentía culpable si le decía que sí. Además estaba cursando con él. Que iba a pasar después en la clase? Como podía actuar naturalmente. Aparte no era más que ir a tomar un café, no pasaba nada. Era sólo un café o no???.....
 Pero ir a tomar un café es una forma encubierta de que pasara algo más . Además no correspondía que una alumna fuera a tomar un café con un profesor….Todo eso pasaba por mi cabeza, no sabía si eran minutos, segundos, si el se daba cuenta de todas las dudas que una pregunta simple suscitaba en mí.
-Esta bien, le contesté.
No sabía como esas palabras salieron de mi boca, pero evidentemente el subconsciente me traicionó y no pude dejar de decir aquello que yo quería y sentía.
Salimos del bar de la facultad y nos dirigimos al estacionamiento donde él tenía su auto. Íbamos caminando uno junto al otro sin hablar, la distancia no era mucha y había que subir y bajar escaleras que nos llevaban al lugar. Estaba lleno de gente, estudiantes y profesores los cuales íbamos sorteando como podíamos, caminábamos tranquilos como si no pasara nada.
Pero pasaba todo, por lo menos a mí, estaba nerviosa, me decía a mi misma ¿Qué estás haciendo? ¡Estás loca!
Pero ya me había jugado, las cartas estaban echadas.
Dios dirá, decía para mis adentros, será lo que deba ser.
Subimos al auto, yo todavía no podía emitir una palabra, no sabía qué decir, prefería quedarme callada antes de decir cualquier pavada. O quedar como una estúpida…
El hizo algún comentario que ya ni me acuerdo, algo a lo que yo asentí con la cabeza pero no oía o mejor ni escuchaba lo que estaba diciendo. No sé si se refería a las características del bar al que nos dirigíamos, o alguna otra cosa porque estaba totalmente abrumada por la situación.
Pero él si que sabía como hacer las cosas, hablaba dulcemente y con naturalidad, como si nos conociéramos de toda la vida. Así es como llegamos al lugar. Era realmente un lugar encantador, estaba muy bien puesto con mesitas pequeñas y una luz muy tenue. Te hacía sentir  cómoda, algunas mesas estaban ocupadas. No estaba atestado de gente como el bar de la facultad, el cual se caracterizaba por el bullicio y una luz que parecía, más una verdulería que un bar.
Este era un lugar íntimo y acogedor.
El pidió un ristreto y yo pedí un café con crema.







Comenzamos a charlar primero de la materia, me preguntaba cosas no importa que; yo contestaba lo más escuetamente posible pero interesada, porque, él era un experto sabía como llevar la conversación, para hacerla interesante.
 Y también, sabía como manejar la situación….
No tenía noción del tiempo transcurrido, más de una hora seguro, pero no quería mirar el reloj. Quería seguir ahí con él hablando de cualquier cosa. Por que todo lo que hablaba me interesaba, me entretenía. Era también muy divertido, siempre hacía alguna acotación, que me hacía reír o al menos sonreir.
La conversación se fue tornando más íntima ya no hablabamos en neutro. Hablábamos de nosotros. De él y de mí. Me recordó la primera vez que nos vimos. Mejor  dicho que “yo” lo vi. Porque según él ya me venía observando desde mucho antes…
Hizo algún comentario de que su matrimonio no andaba bien, yo le comenté que ya hacía un año que no había vuelto a formar pareja.






Y así de la nada dijo las palabras mágicas:
ME GUSTAS MUCHO
 Yo quedé como tildada, respondí
-Gracias, …..Vos también me gustas mucho.
A esa altura ya hacía un montón que yo no le decía “Doctor”, como fue en el saludo inicial que creo inclusive  lo había tratado de “usted”, el hielo y el nerviosismo habían pasado a un segundo plano. Ahora lo único que existía era emoción, alegría, comodidad, excitación. Teníamos una química que hacía que todo alrededor nuestro desapareciera, éramos sólo él y yo.
Pidió la cuenta y salimos . Con naturalidad rodeó su brazo a mi cintura y yo ya ahí  en ese momento ,me sentí suya.



 

Yo no sabía a donde nos dirigíamos. Pocos minutos después estacionó el auto en un lugar tranquilo, donde pasaba poca gente pero se sentía que estábamos seguros, fuera de la mirada de los demás.
Me miró con una mirada, la mirada más dulce el mundo rozó apenas su mano en mi cara haciéndola girar hacia él y tiernamente comenzó a besarme, entreabriendo apenas su boca. Como abrazando sus labios con los míos, era tan delicado!!!Era como si estuviera besando una flor.
Su respiración y la mía se iban agitando en un profundo suspiro. Acercó su cuerpo al mío apretándolo suave pero firmemente. Sentía la fuerza de su masculinidad que me hacía sentir más femenina, más niña, más indefensa y a la vez  más poderosa. Suavemte acariciba mis cabellos entrelazando sus dedos en ellos mientras la intensidad de los besos iba in crescendo, Había puesto música  y pasaban esa canción que decía algo así “como saciar esta locura mojado en ti” de José Luis Guerra. Yo estaba en las nubes…..
Suavemente se alejo un poco ce mí. Arrancó el auto y me llevó a su departamento. Yo ya sabía que la mujer no estaba porque había salido de la ciudad a visitar a su madre que no sé en que provincia vivía.
Entramos apenas abrió la puerta besándonos apasionadamente, tanteó como pudo la luz prendiéndola para que no nos lleváramos nada por delante por la oscuridad, y entre besos y abrazos terminamos en su cuarto en su cama. Donde suavemente me fue desvistiendo y yo a él. Pero antes de caer en la cama me apoyó sobre la pared de la habitación donde nos besamos y acariciamos y besamos casi salvajemente .
Estábamos los dos encendidos por el deseo y la excitación. También porque ambos sabíamos que estábamos haciendo algo prohibido.
Todo daba vueltas en mi cabeza, entre otras cosas porque en el bar había tomado bastante champagne, estaba embriagada de amor, deseo, excitación y alcohol. Pero no me importaba nada, ni la mujer, ni la materia, ni que era mucho más grande que yo, nada, nada, nada,solo ese momento mágico y quería que fuera eterno, de sumo placer, sin tener conciencia del tiempo ni del espacio. Era tan tierno, dulce, y también salvaje con un instinto animal que nos hacía hervir la sangre y sentir que el corazón latiera con tanta fuerza que pareciera que se nos iba a salir del cuerpo.





Todo fue perfecto medido y desmedido al mismo tiempo, estuvimos toda la noche haciendo el amor. Dormitábamos un poco y volvíamos a hacer el amor una y otra vez hasta caer rendidos por el sueño.
La mañana siguiente nos encontró todavía abrazados con nuestros cuerpos entrelazados, agotados pero repletos de dicha y satisfacción.
Cuando finalmente estuvimos bien despiertos, desayunamos y luego de un baño de espuma relajante, que compartimos, donde nos reíamos por cualquier cosa, jugando como niños, llegó la hora de la despedida.
Los dos sabíamos que era una atracción imposible ,y prohibida. Nuestros caminos ya estaban marcados. No había un mañana, ni nada parecido. Pero nos dimos un tierno beso de despedida como si fueramos marido y mujer.
La vida continuó para ambos, seguí con la materia terminó el semestre.
Nunca nos volvimos a ver.

Bienvenido!!!

Aquí estoy tratando de que me conozcas y conocerte!!!